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  1. DESTINO

    viernes, 17 de marzo de 2017

    Conocí Lima hace algún tiempo; y por primera vez entendí aquel sentimiento descrito por mi abuelo sobre "su pedacito de cielo" Lima y yo nos volvimos una, no existió incertidumbre en mi ser al estar sola en la gran ciudad, en mis oídos no retumbaba más las plegarias de mi madre para que no me pasará nada, para que Lima no me amoldara a su ser y luego me arrojase sin piedad a la deriva de la soledad. Muy por el contrario el temor inicial había desaparecido, dando paso a la  dicha que abundaba en mi ser recorriendo mis venas. 

    Este sentimiento  combinado con la ímpetu de mi edad hizo que comenzara mi travesía.

    Recorrí todo ese centro histórico que marco mi ser, a cada paso que daba la multiculturalidad se hacía aún más latente. Esa combinación de tantos períodos históricos, la influencia de tantas culturas, me mostraron que la vida era algo más. 

    Caminé por tantas calles, era mi peregrinación, mi forma de confesarle que la amaba desde ya. Anduve por España hasta Junín, pase por Bolivia, di un salto en Uruguay, merodeé en Ucayali, Ancash pasó por mi itinerario y termine en Lampa, frente a esa iglesia majestuosa, donde los niños no dejaban de corretear a las palomas y los grandes andaban sin mirar, sin percatarse de las maravillas que los rodeaban,

    Yo era feliz a pesar del dolor de mis pies por la caminata y de que el sol, se estuviera despidiendo ya, dando paso a que los faroles verdosos alumbraran por el. ¡Era feliz! ¿Cómo no podría serlo? Si había llegado al lugar que tanto anhele. Me quedé observando un par de minutos más la pileta verdosa donde los niños corrían, antes de girar sobre mis talones para cambiar de rumbo. Baje una, dos, tres y tal vez mas cuadras, observando cada galería que se abría paso, a tantos turistas que preguntaban por diferentes productos. 

    Llegue a una esquina donde visualice el santuario de la santa que iluminó mi vida, espere que el verde diera paso rojo  para cruzar, pero un escalofrío recorrió mi ser y el dolor punzante se abrió entre mis entrañas, quise tocarme la parte baja de la espalda, pero caí adolorida sobre el pavimento, observando aún la fachada roja de aquel santuario.

  2. POEMA IV

    jueves, 16 de marzo de 2017

    En la víspera de un anhelo
    El ser humano contempla a su alrededor, y se siente dichoso
    Agradece a Dios por las bendiciones derramadas

    Con su voz elevada y fuerte recita todos los salmos que el cura pronuncia
    Con una fe extraordinaria el feligrese abraza estrechamente a todos los demás reunidos
    Cuando el cura en voz solemne pronuncia "dense el abrazo de la paz"
    El feligrese lo hace tan fuerte, como si aquel desconocido fuera parte de su carne

    Se siente tan bendecido, tan cercano a nuestro creador y tan lejano a su prójimo
    Piensa que sus acciones más allá de ser correctas, son el deseo del Señor
    Es un buen católico presto ayudar en todo lo necesario
    Dispuesto a ser la solución a todo lo inesperado

    ¡Él es un buen católico! murmuran todos antes de traspasar el umbral de la iglesia
    Sin embargo, con el sol alumbrando y los pájaros volando
    Grita tan fuerte ¡Que inútil eres! aquel pequeño niño que limpia su parabrisas


  3. Poema V

    miércoles, 15 de marzo de 2017

    Tú, ridículo y pedante,
    Que dices ser cosmopolita
    Conocedor de mil cosas inexistentes
    ¡Ojalá desaparezcas!
    Te esfumes como la espuma

    Tú, el peor ser humano que he tenido la desdicha de conocer
    Aquel que quebró mi ser
    Que hizo arder el cielo de mis amores
    Que me dejaste afligida con mi amor consumido

    Tú, el que fuera dueño de mis prosas
    El de promesas eternas, de albas y estrellas
    Me despojaste y entre el rencor y olvido
    Rezo y confío con ansías anhelantes
    Que encuentres
    Tú dicha lejos de mi
    ¡Qué el tiempo pasa y mi penitencia también!

  4. Agápē

    martes, 14 de marzo de 2017

    La primavera se acerca;
    Cada día nos vamos despojando de aquellos nudos entrelazados a nuestro ser, 
    Disminuyendo nuestros prejuicios, paradigmas
    Y las anclas clavadas a nuestros pies que impiden nuestro avance
    Aquí y ahora, vamos estrechando lazos, fortaleciendo relaciones
    Dejando de lado el odio que marcó nuestro pasado,
    Garantizando que nunca más volveremos a derramar sangre por aquel sentimiento primitivo de superioridad antiguamente idealizado
    Aquí y ahora, somos las transmutaciones de las pequeñas orugas
    Que están dando paso ha aquellas multicolores mariposas
    Aquí y ahora, somos aquellos pétalos a punto de florecer entre los rayos del sol
    Para convertirnos en tulipanes

    Aquí y ahora, más que nunca somos  Agapē

  5. Sueles preguntarme ¿qué hago?
    Nunca he sido capaz de responderte con la verdad
    ¿Qué hago? 
    Te imagino
    Trazo líneas paralelas
    Dibujo sonrisas otorgados
    Mantengo la fe en un nosotros
    Eso es lo que hago




  6. Arcobaleno

    lunes, 13 de marzo de 2017

    CAPÍTULO 1

    Hoy después de varios días de tensión y de una última discusión, donde no hubo más que dardos dañinos. Decidí irme, sin decir adiós ¿Cuál sería la diferencia en decirlo? tendría que ver más lágrimas, lamentos, gritos y a la vez súplicas de no hacerlo.

    Siendo sincera, nunca entenderían la necesidad más pura y genuina de irme sin decir adiós. No es maldad, no quiero que me busquen, no busco aparecer en primera plana de todos los días con titulares tan estúpidos y surrealistas. Sólo busco desaparecer.

    Así que tomé mi pequeña mochila marrón, guarde todo aquello necesario a mi criterio y pecaría de mentirosa si digo que aquellas cosas escogidas eran insignificantes para mí. Una billetera vieja compañera de aventuras, un par de audífonos con los auriculares a punto de malograrse; un peine ya que estoy obsesionada con mi pelo ¡eh! nunca negué ser un tanto vanidosa. El reloj de cuero marrón deteriorado que nunca deja mi muñeca izquierda y una pulsera de perlas falsas en la otra muñeca. Ah, creo que me olvidaba de aquellos dos anillos descoloridos que adquirí en un mercado de pulgas. En cuanto a mi vestimenta, escogí aquellos últimos zapatos marrones comprados que poseían una suela tan nueva, que serían útiles para el viaje próximo a emprender; combinando con esos zapatos llevaba puesto un jean negro y una simple blusa, sin chompa, sin nada más.

    Tomé mis llaves girando la cerradura de la puerta, y suplique que sea la última vez que esté ahí. Caminé cuesta abajo, sin mirar a nadie directamente a los ojos, sin voltear ni una sola vez para memorizar la fachada de aquella casa. Caminé como siempre suelo hacerlo, sin preocupaciones. Crucé la penúltima calle que me llevaría a mi destino con el semáforo aún en rojo y con el grito sofocante del conductor, diciéndome ¿No ves que están en rojo? Me reí de incredulidad ante el grito de aquel lejano hombre. ¿Acaso le preocupaba mi vida? o ¿Acaso estaba preocupado por terminar en la cárcel?

    Entre pasos y pasos, llegué al otro extremo acompañada de un chico de cabello rizado oscuro, mochila negra, y unas converses desgastadas. Cruzamos al mismo tiempo, entre autos que no frenarían ante nuestra presencia, sin embargo no estábamos preocupados, tal vez ¿Porque él estaba llegando tarde algún evento?, o tal vez ¿porque yo buscaba la muerte? No lo sé, no es algo que pueda decir, así como tampoco puedo decir que él era tan diferente a mí, o parecido.  Estuvimos de pie en un paradero no autorizado, porqué así es la criollada peruana, buscamos cambios, progresos, pero, somos los mismos seres defectuosos que arriesgan sus vidas, no respetan el orden ni la autoridad. Una coaster blanca con líneas turquesas paro, ambos subimos, no sentamos próximos, no obstante cada uno se perdió en su mundo. Sentada en un asiento solitario al lado de la ventana, rogaba que el cobrador aún no pasará pidiendo los pasajes, quería que Dios me iluminará para así no pagar.

    Mientras escribo todo esto la coaster no deja de estar en movimiento, toma un pequeño atajo para no estar metido horas de horas en ese tráfico infernal que es un pan de cada día de esta ciudad. Pasa entre calles desconocidas para mí, calles peligrosas, sin embargo, todo eso no me importa, porque el sol sigue iluminándome, logrando que mi cabello brille en un tono tan claro y nutritivo, haciendo que me sienta dichosa y deseando nunca pararme de este asiento.

    Oigo murmullos, risas, y pequeñas conversaciones de todos los que se encuentran en el mismo lugar que yo, es un mix de todo, un mix de nuestro país.

    La mujer que se encuentra más próxima lleva desde hace unos minutos una conversación, el tono de su voz es tan cambiante, tan acongojado e incómodo, que a pesar de no girar el rostro totalmente para observar y oír mejor, la oigo

    “No. Es lo primero que dice. Le había comentado algo, pero no entiendo a qué se refiere exactamente. Su respiración deja de ser tan pausada. Mira yo no lo he criticado. No, no, no. Repite cada vez más tratando sonar lo más clara. Sabes no vamos a llegar a ningún lado, claro que no. Para ti, el nunca hace nada, lo mejor es hablar luego.”

    Veo a la mujer recostar su rostro sobre el asiento delantero, y no sé qué es aquello que debería hacer o sentir. ¿Siento pena? ¿Siento indiferencia? o ¿No siento nada? es lo que me pregunto mientras el sol sigue iluminándome.

    El coaster pasa por aquel puente que el alcalde proclama que estará listo para enero próximo, pero lo único que puedo observar pasando aquel maltrecho puente es ese pequeño caudal de agua, rodeada de árboles con hojas verdosas, casas pintorescas, y a ese árbol cercano bajo el concreto, lo veo muerto, sin frutos, consumidos, me veo a mi en él, sin salvación.

    El chofer hace un movimiento brusco para volver a tomar un atajo, recorre las pistas con aquella velocidad prohibida haciéndonos saltar de nuestros asientos. Logrando que una señora de edad, le grite “Conduce con más cuidado animal” pero no hay palabras que retengan la sed insaciable del hombre al creerse un ser superior. Sin contar los segundos, estrecho mi cabeza sobre el asiento delantero, tratando de recuperarme y recostar mi espalda sobre el asiento

    Pasá, pasá, nomás causa. Gritó el cobrador. Ya, ya puedes girar. Pronuncia, cerrando la puerta de la coaster.

    Con mi espalda sobre el respaldar nuevamente, puedo observar la nueva calle donde estábamos, veo a gente con bolsas entre sus manos caminando felices, conversando, y sacando pequeñas sillas para situarlas en el frontis de sus casas para entablar conversaciones. Veo a señores mayores vestidos de terno, con cigarros entre las manos y entre cada uno de ellos veo a mi abuelo, como si estuviera ahí, preparándose para jugar una partida de naipes, hablando tan criollamente, que me hace desear que aún estuviera aquí. Pero todo sigue avanzando, como esta pequeña coaster, que me lleva algún lado.


    “Aunque quiera mi piel no lo olvida,
    Díganle que sigo enamorada”

    Es lo que suena en la emisora y lo que tararea a todo pulmón la chica de media cola y cole blanco, que se encuentra situada un asiento más adelante.  El chofer, al que cariñosamente he denominado “Irresponsable” da un giro más logrando pasar una esquina, otra y a lo lejos veo un parque lleno de niños, felices cómo esa edad se los permite, felices como mucho de nosotros quisiéramos ser. ¿Qué daríamos nosotros por tener un poco de su felicidad?

    Irresponsable vuelve a frenar en seco logrando que mi cabeza choque aún más fuerte que la primera vez sobre el asiento delantero; entre mi consiente e inconsciente distingo los murmullos, intentando recuperarme, tratando nuevamente que mi espalda se recueste sobre el asiento; cuando el grito más fuerte y agonizante retumba en mis oídos.

    Irresponsable recuesta su rostro sobre aquel viejo timón cubierto de un forro blanco, mientras que el cobrador se encuentra desaparecido de la coaster. Por primera vez en todo el viaje, busco hablar con alguien, para saber qué es lo que sucede, pero todos los rostros se encuentran anonadados.

    ¿Qué hiciste? Grita, logrando que me pare de mi asiento y camine lo más cercana al conductor. ¿Qué hiciste? vuelve a gritar con desesperación. Un paso más, doy un paso más y a través del parabrisas, veo a un pequeño niño tendido sobre el pavimento sangrando.



  7. Has regresado a mí,
     Como si todo el tiempo transcurrido
       Nunca sucedió
    Has aparecido, pronunciando aquellas frases
       Que un tiempo atrás te susurre
    Has regresado con tulipanes sujetos a tu mano izquierda
       Apareces sin aviso, implorando por el perdón
    Pero yo ya olvide lo que fue amarte alguna vez

  8. Altísimo Creador

    domingo, 12 de marzo de 2017

    Dios,
    Yo que siempre te imploro y rezo
    Que mi fe y alma están en tí
    ¿Por qué me has abandonado?
    Porque este pobre siervo no puede estar a tu lado
    Cuando ya todo está perdido,
    Sumergido en el dolor de mil cuchillos
    Sumergido en la pena que prenetra mi corazón
    ¿Por qué no me llevas contigo?
    ¿Por qué mi agonía no tiene fin?
    Querido Dios, ¿ Porque no estoy a tu lado?
    ¿Acaso esta agonía que vivo es interminable?
    No es que acaso, el cielo no es para aquellos con almas bondadosas
    Dios, ¿ porqué sigo en este martirio que me carcome el alma?
    ¿Acaso he dejado de ser tu siervo?
    ¿Acaso te has olvidado de mí?


  9. Don't you remember

    sábado, 11 de marzo de 2017

    ¿Acaso no recuerdas los buenos momentos?
    No recuerdas el tiempo que pasamos juntos
    ¿Por qué no lo haces?
    ¿Dónde quedaron esos te amo?
    Me dejaste y en mi mente ronda el pensamiento 
    Si acaso me amabas



  10. Cuando te ilusionas de alguien por primera vez floreces y te marchitas
    Naces, mueres, y renaces
    Porque las primeras ilusiones siempre son así
    Vaivenes pausados y tempestades
    Alegrías y tristezas juntas
    Risas y lágrimas
    Sin embargo y a pesar de todo, nunca cambiarías a tu primera ilusión, nunca.


  11. Te he querido tanto, tantísimo
    He imaginado un abrazo profundo,
    Y el sol iluminandonos
    Te he querido tanto, tantísimo

    Que no puedo olvidarte
    Y la luna es testigo
    Te he querido tanto, tantísimo
    que vuelves el frío otroño
    en una cálida primavera
    Te he querido
    Te he querido
    Te he querido tanto, tantísimo
    que aún espero susurrarte, un te amo.



  12. Entre los caminos que recorro hasta llegar a ti
    Me acompaña ese anochecer naranja nítido combinado con ese celeste puro
    Y siento como mi corazón a cada mensaje tuyo se acelera un poco más
    Como las sonrisas diminutas se transforman en grandes sonrisas
    Un paso dado, un pequeño salto, el correr entre las luces rojas y verdes
    Me aproximan más a ti
    Y mi dicha, esa que juraba nunca ser mía
    Se convirtió en ti
    En tus pequeñas sonrisas, tú forma de mirarme al no percatarme
    ÉL  que seas tú,  el cual me vea de la manera en que jamás nadie se atrevió
    Te hace tan único y dueño de mi corazón.